Confinamiento con un familiar con Alzheimer: Actividades para realizar en casa
mar, 2020
Planificar cada día
La principal tarea que debemos llevar a cabo es establecer unas rutinas que proporcionen a nuestro familiar con deterioro cognitivo o demencia seguridad y estabilidad dentro de una situación nueva e incierta. Es muy importante permitir que la persona con Alzheimer también pueda expresar lo que le preocupa, procurar darle respuestas y comprender su confusión.
Las rutinas y los horarios regulares son un gran aliado para las personas con Alzheimer, ya que facilitan la previsión de lo que va a suceder a lo largo del día. En el artículo de recomendaciones generales sugerimos una propuesta de rutina diaria. No obstante, no hay que ser excesivamente rígido y optar por cierta flexibilidad si la persona se muestra inquieta o se niega a cooperar. Hemos de intentar que el ambiente en casa sea calmado, apacible y organizado. Fijar unas rutinas y horarios contribuirá a ello.
Intentar mantenerse activo
A pesar del confinamiento, las personas con Alzheimer necesitan mantenerse activas y seguir haciendo cosas de las que disfrutan. Realizar actividades que resultan placenteras aporta bienestar y contribuye a minimizar la ansiedad o agitación que puede generar el no tener nada que hacer.
Las actividades que podemos realizar con una persona con Alzheimer son diversas pero, en esta situación de confinamiento, deberemos restringirlas a aquellas que se puedan realizar en el domicilio de cada uno y tratar de ser creativos. Es clave que la planificación sea realista y ajustada a las capacidades y gustos de la persona afectada, para evitar frustración o rechazo. Además, las propuestas deben ser concretas y las hemos de incentivar nosotros para minimizar la apatía.
Algunas actividades para favorecer la estimulación cognitiva y el entretenimiento
Se puede dedicar un momento del día a juegos de mesa u otras actividades lúdicas adaptadas a la capacidad y preferencias de la persona. Por ejemplo, podemos esconder pequeños objetos en un recipiente con legumbres o pasta y pedirle que los busque, o que adivine de qué se trata solo por el tacto.
Conversar a partir de objetos con carga emocional positiva, como pueden ser fotos familiares, pero también podemos valernos de materiales que tengamos guardados en casa: periódicos o revistas antiguas, cartas, postales, etc. En definitiva, cualquier objeto que resulte evocador en función de las costumbres y la historia de vida de nuestro familiar.
Realizar manualidades, pequeñas tareas de bricolaje o colorear. Se puede animar a la persona con Alzheimer a realizar actividades de recortar y pegar, de costura, realizar pequeñas reparaciones de objetos del hogar. Atendiendo siempre a los gustos y capacidades de la persona, se pueden encontrar diferentes actividades que le resulten atractivas. Eso sí, no descuidando nunca su seguridad y comprendiendo que el resultado final es lo de menos si la persona está activa y entretenida. Es muy importante reconocer cualquier pequeño logro para mantener la motivación.
Cuidar de plantas o de mascotas. Se puede dedicar un rato al día a regar las plantas o retirar las hojas secas. Del mismo modo, si se tiene alguna mascota, participar en su cuidado: darle de comer, cepillarla, lavarla o acariciarla en un rato de descanso. Si bien las normas de confinamiento permiten salir a la calle para pasear a la mascota, hay que tener en cuenta que no sería el caso (salvo imposibilidad que lo hiciera nadie más) de las personas vulnerables y que, además, se debe evitar salir a la calle acompañado por más personas, por lo que no sería una actividad indicada para que la realicen las personas con deterioro cognitivo significativo.
Escuchar música, cantar, bailar. La música tiene poder de estimulación emocional y cognitiva y contribuye a mejorar el estado de ánimo, la calidad de vida y el bienestar. Las actividades relacionadas con la música pueden ser muy beneficiosas para personas con deterioro cognitivo o demencia. Sus efectos se potencian si las canciones tienen una vinculación emocional con los recuerdos y vivencias de la persona. Por ello es importante contar con una selección de temas significativos, que la persona escuchaba o bailaba cuando era joven o vinculados a momentos felices de su vida. Si no se tiene a mano música de su época o, simplemente, queremos pasar un rato entretenido y que despierte recuerdos y emociones, podemos recurrir a Internet, donde podemos encontrar recursos como este o este otro, y seguir navegando para disfrutar con otras alternativas.
Implicar a la persona con Alzheimer en las tareas domésticas. Según las capacidades preservadas y familiaridad con el tipo de actividad, podemos pedirle que nos ayude en distintas tareas: tender o doblar ropa, emparejar calcetines, poner y quitar la mesa, barrer, hacer las camas, colaborar en la cocina, etc.
Disfrutar del aire fresco y del sol a pesar de las limitaciones del confinamiento. Sea desde la ventana, patio, balcón o terraza (evitando los espacios comunitarios). Asomarse a la calle, que el aire y el sol toquen la cara, oír cantar a los pájaros, mirar los árboles, etc., ayudará a absorber vitaminas y levantar el ánimo. Además, se puede aprovechar para realizar actividades de observación del entorno: contar farolas, buscar elementos del exterior de una forma o color determinado, etc.
No olvidar la actividad física
Sabemos que el ejercicio físico es fundamental para un estilo de vida saludable. Tener que estar confinado en casa impone muchas limitaciones pero, aun así, se deben buscar alternativas que permitan un mínimo de actividad física. Además, si nuestro familiar con Alzheimer es una persona activa y disfruta, por ejemplo, de dar largos paseos, es probable que se sienta especialmente inquieto por tener que estar en casa, y necesite realizar otras actividades físicas que le ayuden a canalizar esa energía. Por otro lado, si no realizaba habitualmente ningún tipo de actividad física, puede ser una buena ocasión para iniciarla. En ese caso hay que empezar lentamente con ejercicios que resulten muy sencillos para no lesionarse. En cualquier caso, se debe buscar la realización de actividades simples y seguras, que minimicen el riesgo de golpes o caídas.
Algunos ejercicios físicos para realizar en casa
Siempre debemos adaptar los ejercicios, la exigencia y el número de repeticiones a la condición física y de salud general de cada uno, así como al espacio físico de que disponemos. Hay que evitar cualquier ejercicio que provoque molestias o dolor, o limitar el movimiento justo hasta el punto en que se empiece a notar la molestia. Ejemplos de ejercicios que una persona con Alzheimer podría realizar en casa:
Subir y bajar escaleras.
Jugar a pasarnos un globo o pelota blanda.
Llevar la cabeza hacia delante y hacia atrás dando todo el recorrido que nos permita nuestra articulación, pero muy lentamente y sin forzar. Después, llevar la oreja al hombro, luego la barbilla al pecho y luego la otra oreja al otro hombro. Siempre realizar la secuencia de forma lenta y parando en el centro. Por último, también suave y lentamente, mover la cabeza llevándola hacia un lado y a otro como diciendo “que no”.
Sentados en una silla con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo, separados de forma que queden a la misma amplitud que los hombros, levantamos los brazos lateralmente, con la palma de la mano hacia abajo, hasta llegar a la altura de los hombros. Aguantamos un máximo de 5-10 segundos y bajamos lentamente.
El mismo ejercicio anterior pero levantado los brazos al frente, hacia adelante. Si nos vemos capaces y no tenemos ninguna contraindicación podemos realizar estos ejercicios sosteniendo algún objeto con un peso moderado.
Levantarse y sentarse de una silla, intentando no utilizar las manos, pero si no se puede o hay problemas de estabilidad o equilibrio, realizarlo con una silla o sillón con brazos
De pie, apoyados en el respaldo de una silla o en una mesa, nos ponemos lentamente de puntillas y luego volver a apoyar todo el pie.
Apoyados como en el ejercicio anterior, vamos doblando, alternativamente, una y otra rodilla.
Estos son solo algunos ejemplos de ejercicios para mantenerla actividad física en casa. Siempre que sea factible, se recomienda seguir consejos o pautas que puedan provenir de los profesionales del centro de día al que tal vez asista normalmente la persona con Alzheimer, o de los especialistas de referencia. Es importante recordar que “actividad física” es cualquier movimiento corporal que da lugar a un gasto de energía, es decir: moverse.
Las sugerencias generales que aquí presentamos en ningún caso sustituyen el consejo médico especializado. Ante cualquier duda respecto a la situación particular se debe consultar con el médico de referencia y abstenerse de la realización de ejercicios físicos hasta obtener una respuesta.
Emplear la tecnología para mantener contactos familiares y sociales
La tecnología y las redes sociales nos pueden ayudar a estar en contacto con nuestros seres queridos y relacionarnos a distancia con personas a las que, debido a la situación que estamos viviendo, no podemos ver de manera presencial. Podemos llamar, chatear o realizar videollamadas. No obstante, si no disponemos de las herramientas tecnológicas necesarias, el teléfono puede ser un gran aliado para romper mínimamente con el aislamiento, estar en contacto con otras personas y solicitar consejos o ayuda si fuera necesario.