EL CEREBRO Y LA HORMIGA

Feb, 2025 Demencia, Alzheimer

Emma Ocamica (Buruz gimnasio cerebral) - Revista Eibar;  herriaren arima

Érase una vez dos vecinas muy peculiares que habitaban en el bosque; la cigarra y la hormiga. Durante el cálido verano la cigarra descansaba y cantaba observando divertida como la hormiga no cesaba de trabajar acumulando provisiones para el frío y duro invierno. Finalmente cuando llegaron las primeras heladas, la cigarra entumecida y hambrienta acudió en busca de ayuda a casa de la hormiga quién le negó tanto su abundante comida como el calor de su hogar. Así pues no le quedó más remedio a nuestra perezosa amiga, que aprender la importancia del esfuerzo y del trabajo. Algo parecido le ocurre a nuestro cerebro.

La neurociencia ha demostrado con numerosas investigaciones que el cerebro no es estático ya que tiene la capacidad de cambiar su estructura y su funcionamiento a lo largo de la vida. Es moldeable y se va transformando como consecuencia del uso, adaptándose según nuestras experiencias y necesidades. Por ello, dependiendo de cómo vayamos estimulando nuestro cerebro, se irán desarrollando unas áreas más que otras. Esta capacidad conocida como plasticidad cerebral también nos ayuda a resistir la pérdida de capacidades, de tal manera que hay personas que incluso presentando en su cerebro signos característicos de la enfermedad de Alzheimer no muestran síntomas de demencia en las primeras fases de la enfermedad. En otras sin embargo, la evolución de la demencia es más rápida y, también las hay que tienen un deterioro más lento. Estas diferencias se deben, entre otras cosas, a la “reserva cognitiva”; es decir a las conexiones neuronales que se van formando a lo largo de los años mientras se realizan actividades que estimulan el cerebro, reforzando a su vez las capacidades mentales.

La importancia de estimular el cerebro y mantenerlo activo se refleja concretamente en que en presencia de un daño que repercuta en su funcionamiento, la reserva cognitiva que tengamos ayudará a suplir los déficits que la enfermedad u otro motivo provocan en sus primeras fases de evolución, retrasando la aparición de los síntomas, igual que la hormiga al ser previsora acumulando provisiones.

Por lo tanto la moraleja de éste artículo es que hay que imitar a la hormiga a cualquier edad y evitar el comportamiento de la cigarra. Para ello debemos mantenernos activos realizando actividades tanto a nivel físico como cognitivo que estimulen nuestro cerebro favoreciendo un envejecimiento saludable dirigido a prevenir la demencia. No en vano dice el refranero popular; “Recoges lo que siembras”, “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, “No esperes grandes resultados sin grandes esfuerzos por tu parte”, “A juventud ociosa, vejez trabajosa”, “Abandonar puede tener justificación; abandonarse no la tiene jamás”, “La habilidad y la constancia son las armas de la debilidad”, “A quien lucha y suda, la suerte le ayuda”, “La constancia es la virtud por la que todas las cosas dan su fruto”, y un largo etc…  

"LO QUE EJERCITAMOS LO CONSERVAMOS Y LO QUE NO, LO PERDEMOS"

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