Aislamiento social y cerebro
Mar, 2018 NOTICIAS SOBRE BURUZ
Entendemos por aislamiento social a la falta de interacción social que una persona sufre, cuando de manera involuntaria, se aleja del entorno en el que vive.
El doctor Nelson, de la universidad de Harvard, estudió el desarrollo de los niños de un orfanato rumano. Concluyó que los mil primeros días de vida son decisivos para la formación de las habilidades cognitivas y que el aislamiento influye de manera negativa en el desarrollo del niño. Además, comprobó que el buen trato influye, y que aunque no incrementa las neuronas, favorece la conexión entre ellas.
Gracias a numerosas investigaciones, sabemos que la interacción con el entorno influye directamente en nuestro cerebro durante toda la vida. Cuando nos aislamos, al verse disminuida la actividad intelectual, el funcionamiento neuronal decae originando una menor capacidad de aprendizaje y toma de decisiones, problemas atencionales, cambios de comportamiento, y una menor producción de mielina; sustancia imprescindible para la correcta comunicación de las neuronas. Hay investigadores que afirman que la soledad y el aislamiento social aumentan el riesgo de padecer un problema cardíaco o un infarto cerebral.
Algunas personas mayores, se aíslan de forma involuntaria, se sienten solas y padecen depresión, la cual provoca efectos nocivos para el cerebro. Los motivos son variados; ya no pueden salir tanto debido a problemas de salud, limitaciones físicas, fallecimiento del cónyuge, barreras arquitectónicas, o bien porque se han quedado sin amigos. Por ello, es muy importante prevenir el aislamiento, así como el aceleramiento del deterioro cognitivo que provoca. Así pues, debemos fomentar que nuestros mayores salgan a la calle para mantener las relaciones sociales, en la medida de lo posible, o en su defecto, favorecer que interactúen con los hijos, nietos, amigos o vecinos.